historia
Artesanía, tradición, familia
NUESTRA HISTORIA
En un pequeño obrador en el centro de Albaida empieza a hornearse en 1926 la historia de Pastelería Soler. Entre almendras, harinas, cremas y mucho azúcar, Rafael Soler marca la que será la historia de posteriores generaciones alrededor de los dulces que han hecho disfrutar a los paladares más golosos no solo de Albaida, sino de ciudades y pueblos vecinos, convirtiendo a Pastelería Soler en referente.
Esta tradición pastelera ha pasado de padres a hijos, primos y, en definitiva, a toda una familia que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos y a las necesidades de sus clientes y amigos sin perder una de las cualidades por las que destacan nuestros dulces: la elaboración artesanal de pasteles y turrones.
Entren todas las elaboraciones que salen de nuestro obrador, las yemas y nueces al fondant así como los pasteles de yema y calabazate - llamadas comúnmente especialidades de Albaida –, las tartas semifrías, los pasteles y los merengues de café son los dulces que más nos piden tras un mostrador que ya puede contar historias de todo tipo siempre con un toque muy dulce.
Un mostrador que en 2013 cambió de ubicación al inaugurar un nuevo espacio en la Avenida de la Feria, más amplio y luminoso, en el que podemos ofrecer a nuestros clientes un lugar donde no solo llevar nuestros dulces, sino también donde tomarlos acompañados de un buen café. Un espacio acogedor con terraza exterior en el que los dulces más típicos son los verdaderos protagonistas. porque, como cantaba Mary Poppins, ‘con un poco de azúcar, todo sabe mejor’.
Tradición, calidad y artesanía son algunos de los valores que seguimos en Pastelería Soler, endulzando tus mejores momentos desde 1926.
